Si alguna vez te has preguntado por qué después de un día de playa te sientes como si hubieras tenido una sesión intensiva de terapia, no estás solo. Resulta que el sol y el mar no solo son buenos para el bronceado y las fotos de Instagram; también son aliados poderosos de nuestra salud mental.
El sol: más que vitamina D

La exposición moderada al sol estimula la producción de serotonina, el neurotransmisor conocido como la “hormona de la felicidad”. Además, la luz solar regula nuestro ritmo circadiano, mejorando la calidad del sueño y reduciendo los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
El mar: terapia líquida
El sonido de las olas, la brisa marina y el horizonte infinito tienen un efecto calmante en nuestra mente. Estudios han demostrado que vivir cerca del mar o pasar tiempo en la costa puede reducir la ansiedad y la depresión, mejorar el estado de ánimo y fomentar la creatividad.
La combinación perfecta
La sinergia entre el sol y el mar crea un entorno ideal para la relajación y el bienestar. Actividades como caminar por la playa, nadar o simplemente sentarse a contemplar el mar pueden ser tan efectivas como algunas terapias tradicionales para mejorar la salud mental.
Así que la próxima vez que te sientas abrumado, considera una escapada a la costa. Tu mente y tu cuerpo te lo agradecerán.