
El acceso a la vivienda es uno de los grandes retos sociales en Gandia, y el nuevo Plan Vivienda Gandia pone en primera plana los recursos municipales al servicio de quienes buscan un techo digno. El proyecto, presentado por el Ayuntamiento como apuesta “por una ciudad accesible y humana” (planviviendagandia.com), deja clarísimos sus requisitos y destinatarios: ayudas para propietarios de pisos vacíos y facilidades para jóvenes y familias en la compra de su primera vivienda. Sin embargo, al analizar la letra pequeña, surge una preocupación: ¿estamos logrando inclusión real, o solo atendiendo a un perfil muy concreto? Esta cuestión ha comenzado a resonar entre los vecinos, que buscan respuestas y soluciones para toda la comunidad.
Propietarios individuales, no grandes inversores: ¿Quién puede beneficiarse?

El plan pone el foco en propietarios particulares de viviendas vacías—no en grandes empresas ni fondos con muchas propiedades. Entre los requisitos clave, el propietario debe acreditar que la vivienda lleva tiempo sin utilizarse, presentar la documentación (copia de contrato de alquiler, recibos de suministros, seguro de alquiler), y percibir una cuantía limitada a 850 € para reformas o 650 € para seguro de alquiler. El alquiler no puede superar los 650 €/mes. No hay preferencia ni ruta fácil para grandes tenedores: los beneficios están dirigidos claramente a personas físicas con una sola vivienda disponible para alquiler.
Comprar la primera vivienda: Exclusión por edad
El verdadero punto de debate surge en la sección sobre compra de vivienda. Las ayudas—en forma de aval público del ICO o préstamos del IVF—están restringidas a personas menores de 35 o 45 años, dependiendo del caso. Es imprescindible no haber sido propietario antes, y cumplir con la residencia y condiciones económicas. Las familias y jóvenes en esta franja reciben prioridad, apoyo administrativo y acceso a entidades colaboradoras para tramitar los préstamos.

Este vacío legal ha generado preocupación entre los ciudadanos que superan los 45 años y aún no han accedido a una vivienda propia. En los foros locales y grupos sociales, se comenta a menudo que las políticas actuales pueden dejar a este segmento de la población sin herramientas institucionales para cambiar su situación habitacional.
Los documentos lo dejan claro: si tienes más de 45 años y buscas tu primera vivienda, no podrás beneficiarte del plan. El programa no considera la situación de adultos que, por diversas razones (crisis, cambio de vida, precariedad), no han accedido antes a una vivienda propia. El Gobierno municipal, al menos en esta convocatoria, parte de la premisa de que el reto habitacional es exclusivo de los jóvenes y nuevos núcleos familiares.
Preguntas y vacío legal
El trámite para dueños contempla asesoría municipal y todo el procedimiento de solicitud online. Cada punto está fiscalizado, desde las fechas de inactividad hasta los seguros contratados y el destino final de la vivienda. Para los compradores, el procedimiento se mueve entre entidades bancarias colaboradoras y oficinas públicas, siempre bajo el mismo filtro de edad.
Las leyes y requisitos, basados en el contenido oficial del plan, no contemplan esta casuística, dejando a una franja de ciudadanos fuera de todo apoyo institucional en el área de compra. No hay tampoco facilidades especiales para inquilinos de larga duración o adultos en situación vulnerable.
Este aspecto ha despertado inquietud entre los mayores de 45 años, que ven el acceso a la vivienda como un derecho fundamental, independientemente de su edad. En varias reuniones vecinales se ha planteado la necesidad de revisar los criterios de ayuda para ofrecer igualdad de oportunidades.
¿Equidad o solución a medias?

Analizando todos los puntos, el Plan Vivienda Gandia cumple con la intención pública de movilizar pisos vacíos y facilitar la compra a jóvenes, pero deja huecos importantes: la exclusión objetiva por edad a la hora de adquirir vivienda y la falta de apoyos específicos para quienes superan esos límites. En ningún apartado se favorece a grandes tenedores ni grupos de inversión—la ayuda va al propietario/a individual y al joven comprador.
Estos límites institucionales han empezado a generar opiniones divididas en la comunidad, donde muchos consideran que el derecho a la vivienda debería extenderse a todas las edades y perfiles.
Un plan que deja preguntas abiertas
El Plan Vivienda Gandia responde a una necesidad real, pero con limitaciones tangibles y objetivas. Si eres propietario de un solo piso o joven en busca de tu primer hogar, tienes herramientas y apoyo público. Si formas parte de otros grupos, sobre todo si tienes más de 45 años sin casa propia, la puerta se cierra por completo. El debate social está servido: este vacío legal ha creado un clima de reivindicación ciudadana, donde la pregunta sobre la igualdad de acceso resuena cada vez con más fuerza en las conversaciones de Gandia.